Gracias, Señor

¡Gracias a Dios por su Don inefable!

2ª Corintios 9:15

Hace algún tiempo leí una de esas pequeñitas historias que les cuentan a los niños cuando se van a dormir. Dice así:

Hace mucho tiempo, un niño paseaba por un prado en cuyo centro encontró un árbol con un cartel que decía: «Soy un árbol encantado, si dices las palabras mágicas, lo verás». El niño trató de acertar el hechizo, y probó con abracadabra, supercalifragilisticoespialidoso, tan-ta-ta-chán, y muchas otras, pero nada funcionó. Rendido, se tiró suplicante, diciendo: «¡Por favor, arbolito!», y entonces, se abrió una gran puerta en el árbol. Todo estaba oscuro, menos un cartel que decía: «Sigue haciendo magia». Entonces el niño dijo: «¡Gracias, arbolito!», y se encendió dentro del árbol una luz que alumbraba un camino hacia una gran montaña de juguetes y chocolate. El niño pudo llevar a todos sus amigos a aquel árbol y tener la mejor fiesta del mundo, y por eso se dice siempre que: «Por favor» y «Gracias», son las palabras mágicas.

Creo que a muchos de nosotros se nos enseñó de pequeños a ser agradecidos. Uno siempre recuerda cuando era pequeño y los padres nos decían cuando alguien nos daba algo: «¿Qué se dice?». Y nosotros, algunas veces a regañadientes teníamos que decir: «Gracias».

Hoy, esos mismos valores queremos transmitírselos a nuestros hijos. Pero mi pregunta para ti, querido amigo lector es: ¿Eres agradecido con Dios por todo lo que Él hace por ti?

Muchas veces creemos que nosotros merecemos lo que tenemos. Ya sea el trabajo, la salud, la familia, los padres, los hijos… Pero no te olvides de que todo lo bueno que tienes es un regalo del Señor. Y, sobre todo, el mayor regalo, como nos dice el verso del encabezamiento, es Jesucristo mismo. Por favor, no olvides ser agradecido con el Señor. Hazlo ahora mismo por todo lo bueno que Él es, y por todo lo que te da que no mereces.


Tomados del libro de devocionales del Pastor: “Meditad sobre vuestros caminos”.