A lo bueno, bueno. Y a lo malo, malo

Y acercándose Elías a todo el pueblo, dijo: ¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidlo; y si Baal, id en pos de él. Y el pueblo no respondió palabra

1 Reyes 18:21

Hace algunos años tuve el privilegio de visitar Israel. Este era un sueño que el Señor nos permitió realizar tanto a mi esposa como a mí, junto con otros amigos y profesores del seminario.

Muchos lugares me impresionaron. Pero hoy, al escribir este pensamiento y estar recordando de la vida de Elías, pienso en el monte Carmelo. Allí, si aún no has tenido la oportunidad de ir, hay una estatua que representa al profeta Elías, el cual se encuentra con una espada levantada. Elías no es de esos personajes que se dedicaban a jugar a eso del cristianismo. Elías era un hombre de oración y acción. Elías llamaba a lo blanco, blanco, y a lo negro, negro.

Elías no se ponía a discutir diplomáticamente si algo que estaba mal, era bueno, o bueno… quizás no está tan mal… podemos discutirlo… etc. Alguien dijo en una ocasión: «Muchas veces adoramos a Dios en el altar de la corrección diplomática y la predicación inofensiva. No tenemos apetito para la carne de la Palabra ni para el llamado de la cruz».

A veces nos estamos perdiendo en demasiados programas para «salvar el mundo»”, pero no nos damos cuenta de que Dios está más interesado en que en nosotros esté la actitud del arrepentimiento, la confesión de pecados, la santidad, la separación de las vanidades de este mundo y la sumisión al señorío de Cristo.

Querido amigo lector, quiero animarte a que levantes la espada de Cristo, y que vivas una vida en la cual a lo bueno le llames bueno, y a lo malo, malo. Solo los que deciden tomar decisiones firmes por Jesucristo, vivirán vidas de victoria.


Tomados del libro de devocionales del Pastor: “Meditad sobre vuestros caminos”.