El secreto es la oración

En cuanto a mí, a Dios clamaré; y el Señor me salvará. Tarde y mañana y a mediodía oraré y clamaré, y Él oirá mi vo

Salmo 55:16-17

Matthew Henry dijo en una ocasión: «Dondequiera que Dios halla un corazón que ora… este corazón hallará un Dios que escucha la oración».

Unos de mis personales favoritos de nuestra historia más reciente es Spurgeon, también conocido como el príncipe de los predicadores modernos. Siempre he tenido mucho interés en saber cuál era el secreto de su éxito. Leyendo algunos escritos biográficos sobre él, encontré algo que realmente me impresionó.

Se cuenta que unos visitantes norteamericanos fueron a visitarlo al Tabernáculo Metropolitano, y le preguntaron por cuál era el secreto de su éxito. Entonces Spurgeon les comentó que el secreto estaba en las calderas del Tabernáculo Metropolitano. Poco antes de comenzar a predicar uno de sus sermones, llevó a estos visitantes a las calderas del Tabernáculo y descubrieron que había como unas trescientas personas orando por él. Ese, les dijo Spurgeon, es el secreto. «Mi gente ora por mí».

¿Cuán importante es la oración? ¿Cuán importante es tener un grupo de hermanos o iglesias que oren por ti?… Me he fijado que mucha gente está más interesada en pedirles dinero a otros que en que otros oren por ellos. Con el pasar de los años, me he dado cuenta de que el regalo más grande y más hermoso que otras personas pueden hacer por uno, y uno por otras personas, es la oración. Y es que la oración tiene un poder inimaginable a la hora de poder servir a otros y exponer la Palabra de Dios. Hoy quiero pedirte algo. Y lo que quiero pedirte es que ores por mí.Tómate un tiempo y, delante de Dios, pídele que me dé palabras para que a la hora de abrir mi boca y exponer su Palabra, Él pueda usarme con poder para su gloria y honra.


Tomados del libro de devocionales del Pastor: “Meditad sobre vuestros caminos”.