He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará. Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado. Daniel 3:16-17 El gran reformador Martín Lutero dijo en una ocasión: «Si la carne se queja y clama, como Cristo clamó y fue débil; el espíritu, no obstante, está dispuesto, y con suspiros inefables exclama: Abba Padre, eres…