Alguien dijo en una ocasión: «Amar y ser amado es el consuelo de todo enamorado».
Hace algún tiempo Dios me regaló la oportunidad de hacer un viaje misionero a Cuba. Había oído mucho de cómo Dios estaba bendiciendo este país con un avivamiento espiritual, pero aún no había tenido el privilegio de estar allí y verlo con mis propios ojos. Pues bien, Dios, que siempre es bueno, me concedió esa oportunidad hace algún tiempo. Y en medio de todo el desastre económico, estructural, moral en el que se encuentra sumergido el país, encontré algo maravilloso. Los cristianos están enamorados del Señor.
Toda la semana estuve predicando en diferentes lugares, y me quedé maravillosamente sorprendido al ver cosas que quizás formaban parte de nuestro cristianismo de antaño, pero que hoy se ha perdido de una manera increíble. Pude ver gente que después de estar trabajando todo el día, caminaba por más de dos horas para venir a una reunión durante la semana, un lunes en la noche. Y no queda todo ahí, la reunión comenzaba a los 8:30 pm, pero desde las 7 o 7:30, había muchas personas de rodillas orando antes de comenzar la reunión. Vuelvo a emocionarme solo de pensar y recordar todo lo que el Señor me permitió vivir en ese momento. Permíteme preguntar: ¿Qué nos está pasando a nosotros? ¿Por qué hemos perdido ese primer amor? Quizás podríamos culpar a las circunstancias, a los trabajos, a la familia, a… pero piensa conmigo. Tú y yo podemos cambiar. Dejemos de poner excusas y volvamos a enamorarnos del Señor. El cambio tiene que comenzar contigo, no esperes que otros cambien si tú no cambias.
Tomados del libro de devocionales del Pastor: “Meditad sobre vuestros caminos”.