Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios, mi Dios

Respondió Rut: No me ruegues que te deje y me aparte de ti; porque a dondequiera que tú fueres, iré yo, y dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios, mi Dios.

Rut 1:16

Alguien dijo en una ocasión: «Cuando una opinión se respalda con compromiso se convierte en convicción».

A lo largo de la historia, creo que pocas expresiones de compromiso han calado tan hondo como la expresada por esta sencilla mujer joven, pobre, viuda y extranjera. El libro de Rut contiene una de las historias más hermosas de lo que significa el compromiso. Este sencillo libro de la Biblia nos permite dar un vistazo a la vida de personas ordinarias, que, aun viviendo en un mundo y tiempo muy turbulento, mantuvieron su fidelidad y compromiso con el Dios verdadero. El Dios de Israel y de todas aquellas personas que depositan su fe en Jesucristo.

Me imagino que no tuvo que ser fácil para Rut dejar su hogar, su familia, sus tradiciones, sus amigos… Fueron muchos años viviendo como una moabita. Pero ahora Rut, había encontrado algo muchísimo mejor que no quería perder bajo ningún concepto. Rut había encontrado la verdadera paz y felicidad que solo se podía encontrar siguiendo al Dios verdadero. Después de haber perdido a su esposo, Rut, en vez de volverse a su tierra decide seguir a su suegra. ¡Guau! En un mundo donde las relaciones familiares cada día se deterioran más, encontrar un ejemplo así de fidelidad y compromiso es digno de reseñar. Ese mismo compromiso que hizo hace unos tres mil años Rut, tanto con su suegra Noemí como con el Dios de Israel, es el mismo compromiso que cada uno de nosotros tenemos que hacer con Jesucristo. Que cada día al despertarnos en la mañana podamos decirle al Señor, y parafraseando este versículo: «No te dejaré, Señor, y no me apartaré de ti. Seré tu servidor porque tú eres mi Dios».

Tomados del libro de devocionales del Pastor: “Meditad sobre vuestros caminos”.