Alguien dijo en una ocasión: «La astucia puede tener muchos vestidos, pero a la verdad le gusta ir desnuda».
¿Quién no recuerda jugar de pequeño al escondite? Donde uno contaba quizás hasta 10, 20 o 50 y el resto teníamos que escondernos. Pues bien, estudiando la Biblia podemos notar que desde que Dios creó a nuestros primeros padres (Adán y Eva), Dios que los había creado perfectos, en un mundo perfecto y para que pudieran disfrutar de toda la creación que Dios había preparado para ellos, el ser humano, por causa de su pecado, decidió «jugar al escondite con Dios». Pero este juego al que jugaron Adán y Eva no tenía nada de inocente comparado al que nosotros jugamos de pequeños. En esta ocasión, Adán y Eva se estaban escondiendo de Dios porque le habían desobedecido y habían comido del fruto del árbol que el Señor les había mandado que no comieran. Y entonces, su comunión se había roto con el Señor. Ahora, ellos se dan cuenta de que estaban desnudos y no querían que el Señor viera sus vergüenzas.
¿Cuántas veces nosotros también hemos querido vivir escondiéndonos de Dios? ¿Cuántas veces Dios nos llama y desea tener comunión íntima con nosotros y nosotros decidimos escondernos?
¿Sabéis cuál es la primera pregunta que Dios le hace al hombre después de crearlo y poner todas las cosas en sus manos? Pues ¡sí!, lo has adivinado, la primera pregunta la encontramos en Génesis 3:9, donde Dios le pregunta al ser humano: ¿Dónde estás tú? No intentes jugar al escondite con Dios porque siempre perderás tú.
Tomados del libro de devocionales del Pastor: “Meditad sobre vuestros caminos”.