Dijo en una ocasión el gran Groucho Marx: «La televisión es una fuente de cultura, cada vez que alguien la enciende me voy a la habitación de al lado a leer un libro».
Hoy vivimos un tiempo donde uno puede percibir que leer, y leer buenos libros, es lo que menos se hace. Y si hablamos de buenos libros, el libro por excelencia es la Santa Biblia.
En mis años sirviendo al Señor como pastor, una de las cosas que mayor frustración me ha causado y me causa en el ministerio, es notar cómo la Biblia en muchos cristianos es un libro que apenas se lee en los hogares. Normalmente se usa para leerla en la iglesia cuando el predicador lee algún pasaje bíblico. Otras veces, uno nota la poca importancia que la Biblia tiene en nuestras vidas, ya que, si te fijas, vete a cualquier iglesia y haz un recorrido por sus sillas un lunes, o cualquier otro día en la semana. Notarás que muchas Biblias están allí, esperando que su dueño vuelva el siguiente domingo para que la vuelvan a usar.
Lamentablemente esta es una terrible realidad de lo que está pasando en nuestros días, donde ya Dios y su Palabra no tienen el valor ni la prioridad que deberían tener para nosotros. Y por favor, lee bien lo que ahora te voy a decir: «Así nos va como nos va…».
Te recomiendo que hagas del estudio de la Palabra de Dios un hábito para ti y los tuyos. Ya que, como nos dice su Palabra: «… Porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien».
Creo que a buen entendedor pocas palabras bastan.
Tomados del libro de devocionales del Pastor: “Meditad sobre vuestros caminos”.