Pues ahora, Zorobabel, esfuérzate, dice el Señor; esfuérzate también, Josué, hijo de Josadac, sumo sacerdote; y cobrad ánimo, pueblo todo de la tierra, dice Jehová, y trabajad; porque yo estoy con vosotros, dice Jehová de los ejércitos
Hageo 2:4
Alguien dijo en una ocasión:
Las oportunidades no son producto de la casualidad, más bien son resultado del trabajo.
Con un clic podemos ver noticias desde cualquier parte del mundo. Apretando unos números podemos hablar con cualquier persona al otro lado del planeta. Desde el sofá de casa podemos ver, simplemente apretando un botón, cualquier programa de deporte, una película, un informativo, e incluso para los o las que os gusten, una telenovela. Podemos calentar una comida en un minuto en un microondas. E incluso se puede viajar de un país a otro en pocas horas. ¡Guau! ¡Cuántos adelantos! Parece que con todo esto lo que se premia es «la ley del mínimo esfuerzo». Incluso al leer la Biblia envidiamos al pueblo de Israel porque el maná no nos cae del cielo…
Dios, que ha sido el diseñador de este mundo, nos anima, invita y nos da el ejemplo que necesitamos para esforzarnos y trabajar. La Biblia nunca premia la vagancia ni los resultados inmediatos sin esfuerzo.
A nivel espiritual queremos ver resultados inmediatos en nuestras vidas, familias, iglesias y sociedad, sin el más mínimo esfuerzo. Queremos ser buenos cristianos sin necesidad de orar y pasar tiempo estudiando la Palabra de Dios. Queremos que nuestras familias amen a Dios sin ser ejemplos para ellos. Queremos que venga gente a nuestras iglesias sin salir a evangelizar y sin hablarles del Señor. Y queremos ver una sociedad distinta simplemente criticándolo todo desde el sofá de nuestras casas y en las tertulias de sobremesa, donde nos dedicamos a «arreglar el mundo». ¡Así nos va!
Tomados del libro de devocionales del Pastor: “Meditad sobre vuestros caminos”.