No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo
1 Juan 2: 15-16
Alguien dijo en una ocasión:
Aquel que quiera cambiar el mundo debe empezar por cambiarse a sí mismo
Hace algún tiempo me contaron la historia de un señor que tenía un canario que cantaba muy bonito. Cuando llegó la primavera, este señor pensaba que el pobre pajarito necesita más aire y sol, así que lo sacó al jardín colgando la jaula de un árbol. Pronto rodearon la jaula bandada de gorriones, y el canario comenzó a imitar el chirrido de sus nuevas amistades. El dueño del pájaro se dio cuenta y llevó de nuevo a la casa al canario, pero era demasiado tarde. El pajarito había perdido su canto para siempre. ¿Cuántas veces hemos conocido a cristianos cuyas vidas se han convertido en un auténtico chirrido, simplemente lleno de ruido y nada más? Hoy solo hablan, y hablan, y hablan, pero la verdad es que ni sus palabras, ni su testimonio dicen nada coherente. Quizás cuando conocieron al Señor sus vidas eran un testimonio puro del cambio que el Señor había producido en ellos, pero con el pasar de los años, las presiones de la vida y el amor al sistema mundano han ido apagando poco a poco sus voces y sus vidas, y hoy, tristemente solo se escucha un leve chirrido de balbuceos sin sentido. ¿Por qué se ha llegado a esta situación? No me voy a andar con rodeos, no tengo esa costumbre. Creo que la respuesta concreta a esa pregunta es que se ha perdido la comunión con el Señor. Querido amigo lector, quiero animarte en este día a que reflexiones sobre cómo fue tu vida al principio cuando conociste al Señor, y cómo es ahora. Si quieres ver cambios positivos en ti debes comenzar con volver a recuperar la comunión con el Señor, ya que, si no lo haces, tu vida sonará como un chirrido sin sentido.
Tomados del libro de devocionales del Pastor: “Meditad sobre vuestros caminos”.