El Evangelio poder de Dios

Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego

Romanos 1:16

Hay una historia muy interesante sobre Juan Wesley que dice lo siguiente:

Cuando Wesley recibía en su casa a los jóvenes que habían sido enviados como prueba a predicar, les hacía dos preguntas: ¿Se ha convertido alguien? ¿Se ha enojado alguien? Si la respuesta era negativa, les decía que no creía que el Señor les hubiese llamado a predicar el evangelio, y los enviaba a hacer otras cosas. Cuando el Espíritu Santo redargüye de pecado, o la gente se convierte, o se enoja.

Puede parecer que es muy radical la respuesta del señor Wesley. Pero créeme, tiene toda la razón del mundo. Estoy totalmente de acuerdo con su afirmación. Y quiero desarrollarte brevemente mi respuesta. Si el evangelio, como dice el versículo del encabezamiento es «poder de Dios», nadie, y me gustaría que volvieras a leer esta palabra, nadie puede quedar indiferente ante dicho poder. Ya que no es poder de «cualquier cantamañanas» que decida decir algo. Es el poder sobrenatural de Dios. Y cuando ese evangelio se está predicando como Dios quiere, el Espíritu Santo está produciendo el fruto en la persona. O la persona se rinde a Dios, o la persona cada vez se está condenando más y más. Mis queridos amigos, el poder de Dios transforma las vidas y los corazones. Quiero hacerte unas preguntas para terminar: ¿Por qué será que en nuestros tiempos desde nuestros púlpitos no pasa nada cuando se predica el evangelio? ¿Será culpa de los oyentes? O ¿será que no se está predicando el evangelio con el poder de Dios? Lo fácil es decir que la culpa siempre es de los oyentes, pero la realidad es que quizás nuestros púlpitos se están llenando de «mensajitos sin calorías» para que nadie se ofenda… Y no nos estamos percatando de que con esos «mensajitos sin calorías» estamos ofendiendo a Dios.

Tomados del libro de devocionales del Pastor: “Meditad sobre vuestros caminos”.