Una mano pegada a una espada

Este se levantó e hirió a los filisteos hasta que su mano se cansó, y quedó pegada su mano a la espada. Aquel día Jehová dio una gran victoria, y se volvió el pueblo en pos de él tan solo para recoger el botín

2 Samuel 23:10

Alguien dijo una vez: «Ser valiente no consiste en no sentir miedo, sino sentirlo y, aun así, continuar adelante». «Mientras el cobarde reflexiona, el valiente va, actúa y regresa victorioso».

Hoy volví a leer este pasaje bíblico que hacía mucho tiempo había leído, pero no me había fijado en este hermoso detalle. El contexto, el cual te animo a que puedas leerlo, nos viene hablando de muchos de los hombres, nombres y de las proezas de los guerreros o valientes de David que lo ayudaron a convertirse en rey. Y qué hermoso que David, en sus últimos momentos de vida, se sigue acordando de ellos. Hoy, yo quiero resaltar a uno de ellos, se llamada Eleazar. Y resalto su nombre porque, como nos dice este versículo, había luchado tanto y estaba tan cansado, que de agarrar con todas sus fuerzas la espada, su mano se quedó pegada a ella… ¿Puedes imaginártelo?… La mano de este hombre se quedó pegada a su espada.

Hoy quiero preguntarte: ¿Cuál es nuestra espada? Sí, lo sabes. Es la Biblia, la Palabra de Dios. La pregunta que me hago y también me gustaría hacerte es: ¿Está la Biblia tan pegada a nuestras manos y corazones que no se despegará nunca de nosotros?… O ¿es simplemente un libro más que quizás usamos de tanto en tanto cuando vamos a la iglesia si es que la llevamos?…

No olvides, querido hermano y amigo, que nosotros somos el ejército de Dios. Y si no sabemos usar bien la espada (la Palabra de Dios), seremos vulnerables a los ataques del enemigo. Hoy quiero animarte a que hagas un compromiso con Dios, para que la Biblia, a partir de este momento, llegue a formar parte de tu vida diaria. Tanto es así que, como este guerrero, se pegue a tu vida y a tu corazón.


Tomados del libro de devocionales del Pastor: “Meditad sobre vuestros caminos”.