Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: Olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.
Filipenses 3:13-14
Henry Ford dijo en una ocasión:
Los obstáculos son esas cosas espantosas que ves cuando apartas tus ojos de tu meta.
Cada vez que un nuevo tiempo se abre ante nosotros, ya sea un nuevo día, mes o año, son increíbles las oportunidades que tenemos para poder hacer algo que realmente tenga valor eterno. No cabe duda de que los obstáculos formarán parte de nuestra vida en cada tiempo si el Señor nos permite vivirlo. Pero nosotros podemos tomar dos decisiones diferentes. O nos quedamos mirándonos el ombligo y viendo los obstáculos como auténticos gigantes que no podremos superar, o miramos a Dios y a la meta que tenemos en él, y nos reímos de los obstáculos sabiendo que nuestro Dios es mucho mayor que esos gigantitos u obstáculos que se presentan ante nosotros. El propio apóstol Pablo, aun con todo lo que ya había conseguido para el Señor, no se quedaba mirando al pasado, ni «viviendo de viejas glorias». El apóstol Pablo proseguía a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.
Querido amigo que puedas estar leyendo esto, como decía ese gran visionario como era Henry Ford: «Los obstáculos son esas cosas espantosas que ves cuando apartas tus ojos de tu meta».Nuestra meta es Cristo. Entonces no dejemos de mirarlo a Él en este tiempo que el Señor pone ante nosotros. Ya que si nuestra mirada está puesta en Él, podrán venir los obstáculos y gigantes que quieran pero no nos podrán tumbar, porque nuestra meta y fe estarán puestas en el gran dador de la victoria, Cristo nuestro Señor. ¡A Él sea la gloria por los siglos de los siglos!
Tomados del libro de devocionales del Pastor: “Meditad sobre vuestros caminos”.