Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y estos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis
Gálatas 5:16-17
Un amigo estaba en una ocasión paseando por la calle con otro, cuando ven por el otro lado de la calle a otro hombre caminando. Y el primero le dice a su amigo:
Ese hombre ha estado en el ejército o en un colegio militar
Luego se acercaron, le preguntaron, y efectivamente así era. El segundo amigo le pregunta al primero:
¿Cómo lo sabías?
A lo que el primer amigo contesta:
Por su manera de caminar
Querido amigo lector, ¿podrían decir lo mismo de nosotros los cristianos? ¿Podrían decir lo mismo de ti? Podrían decir: ¡Esa persona es cristiana, y lo sé por su manera de caminar y comportarse!Tristemente esto no es muy habitual en nuestros días. Ya hoy no se diferencia un cristiano de un no cristiano. Lamentablemente suele suceder que los no cristianos a veces hasta se comportan mejor que los cristianos. Vivimos una época, donde tanto a nivel personal, familiar y como iglesias vemos ahora que lo mejor es dejar todos esos valores que nos han marcado por más de veinte siglos de historia, que creemos que podemos hacer mejor las cosas que como lo enseña la Palabra de Dios. Hoy tratamos de adaptar la Biblia a la cultura de nuestros días, y así nos va. Cuando si la cultura de un pueblo, ciudad o nación quiere que le vaya bien, tiene que adaptarse a la Palabra de Dios.
Queridos amigos, andar en el Espíritu tiene muchas bendiciones, pero también conlleva muchísimas responsabilidades. Es como el ejemplo de un río: un río solo tiene libertad para correr dentro de sus cauces; pero cuando un río se sale de sus cauces, lo que provoca es destrucción, lodo, miseria y un hediondo pantano. Que el mundo pueda conocernos por nuestra manera de caminar y comportarnos.
Tomados del libro de devocionales del Pastor: “Meditad sobre vuestros caminos”.