Lisiado de los pies o lisiado del alma

El rey le dijo: ¿No ha quedado nadie de la casa de Saúl a quien haga yo misericordia de Dios? Y Siba respondió al rey: Aún ha quedado un hijo de Jonatán, lisiado de los pies… Y moraba Mefi-boset en Jerusalén, porque comía siempre a la mesa del rey; y estaba lisiado de ambos pies.

2 Samuel 9:3 y 13

Alguien dijo en una ocasión: «Todo acto de bondad es una demostración de poderío».

La historia que encontramos en 2ª Samuel 9, es una de esas historias que realmente a uno le ponen «la piel de gallina», ya que es un relato que nos habla de cómo todo un rey decide tener misericordia de un sencillo lisiado de los pies o inválido.

Este lisiado de los pies, no era una persona cualquiera. Él venía de cuna real. La sangre azul de la realeza corría por sus venas. Este Mefi-boset era nada más y nada menos que el nieto del primer rey de Israel, Saúl. E hijo del mejor amigo de David, Jonatán. Quizás este Mefi-boset estaba destinado a ser un día rey, ya que era heredero por su abuelo Saúl.

Cuantos hijos de Dios, hoy día, van por la vida siendo «lisiados del alma». Pensando que quizás el destino les jugó una mala pasada, o que la vida no les dio la oportunidad que ellos esperaban… Y hoy viven sin recordar que si han creído en el sacrificio de Jesús en la Cruz, pasan a ser hijos del «Rey de reyes y Señor de señores», y con todo el derecho de reinar con el Señor. Hoy te animo a que levantes tu cabeza, mires a la Cruz de Cristo y camines por la vida sabiendo y recordando que eres un príncipe. No vivas más siendo un «lisiado del alma».

Tomados del libro de devocionales del Pastor: “Meditad sobre vuestros caminos”.