Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en donde quiera que vayas
Josué 1:9
Winston Churchill dijo en una ocasión:
El éxito es aprender a ir de fracaso en fracaso sin desesperarse.
Hoy quiero recordarles la historia de la vida de Abraham Lincoln antes de ser presidente, esta es brevemente su historia:
Es muy conocido que por 28 años Abraham Lincoln experimentó un fracaso tras otro. Después de un ataque de nervios en 1833, intentó ser elegido a la Cámara de Representantes y perdió varias veces. En 1848 perdió su segunda nominación al Congreso y no fue aceptado como oficial en 1849. Estos fracasos no lo detuvieron en su lucha. En 1854 perdió en el Senado. Dos años después perdió la nominación para la Vicepresidencia y fue de nuevo derrotado en el Senado en 1858. No se dio por vencido y en el año 1860 fue electo presidente de los Estados Unidos y pasó a la historia como uno de los más grandes presidentes de los Estados Unidos de América. Obviamente, el éxito no es la ausencia del fracaso. Es el tener la determinación para nunca darse por vencido porque «los que se detienen nunca ganan y los ganadores nunca se detienen».
Casi todas las personas que han alcanzado algo que valga la pena en su vida no solo han experimentado un fracaso, lo han experimentado en repetidas ocasiones. Abraham Lincoln sufrió innumerables fracasos, pero él nunca fue un fracasado porque nunca se dio por vencido. No sé, querido amigo lector, cómo te puedes sentir en estos momentos. No sé si piensas que lo mejor es «arrojar la toalla» y dejar de luchar. No sé si piensas que no merece la pena seguir luchando por tu matrimonio, trabajo, salud, por tus hijos, por el Señor, etc. Simplemente te animo a que pienses en esta y otras tantas historias reales, luego ten un tiempo y habla con Dios antes de tomar cualquier decisión y deja al Señor que te hable. ¡No seas un fracasado!
Tomados del libro de devocionales del Pastor: “Meditad sobre vuestros caminos”.